Utilizando una vez más su capacidad natural de investigar la Memoria del Universo, el Akasha, Daniel nos invita a través del personaje de Nagar-Teth, terapeuta e instructor cercano al faraón Akenatón, a adentrarnos en un verdadero y hechizante fresco histórico donde se cruzan destinos extraordinarios, protagonizados por seres apasionados en su búsqueda de lo divino. Obra intensa y mágica que se sumerge en el corazón de las grandes preocupaciones humanas, las que nunca nos abandonan, la búsqueda de nuestra identidad, de la felicidad, del amor y de la Luz infinita de la que tantas veces sentimos nostalgia.
Utilizando una vez más su capacidad natural de investigar la Memoria del Universo, el Akasha, Daniel nos invita a través del personaje de Nagar-Teth, terapeuta e instructor cercano al faraón Akenatón, a adentrarnos en un verdadero y hechizante fresco histórico donde se cruzan destinos extraordinarios, protagonizados por seres apasionados en su búsqueda de lo divino. Obra intensa y mágica que se sumerge en el corazón de las grandes preocupaciones humanas, las que nunca nos abandonan, la búsqueda de nuestra identidad, de la felicidad, del amor y de la Luz infinita de la que tantas veces sentimos nostalgia.
Testimonios
Llevo algún tiempo redescubriendo los libros de Daniel Meurois. Los dos volúmenes sobre la vida de Jesús me conmovieron profundamente, pero éste sobre Akenatón, casi su precursor, también me ha convencido.
Qué difícil es para el mundo abrirse a una dimensión espiritual extraordinaria. La historia de este extraordinario faraón lo demuestra una vez más.
Se trata de un libro extraordinario, que puede leerse a muchos niveles, según nuestro nivel de comprensión, y del que no salimos indemnes, sino alimentados por una profundidad y una alegría que desafían nuestros límites.
Es un libro para los buscadores espirituales de hoy, que lo tendrán en sus manos y se dejarán conmover.
Este libro me sumergió en el mundo de Akenatón, que era un sanador y un hombre lleno de amor. Fue el precursor de Jesucristo. Es un libro magnífico y conmovedor que nos muestra una vez más que un hombre bueno que ama a los demás puede ser perturbador.
